Calima que dibujas silencios,
rompe en dos esta niebla.
Sube a lo alto,
donde su nombre susurra
-quedo y clandestino-
historias inconclusas,
los cuentos de su vida,
canciones de mañana que regresan.
Calima, dame el eco
de alguna voluntad rota en pedazos,
de alguna gota suelta sin vendimia
en los septiembres que, por venir,
se fueron.
tantos recuerdos de los setiembres.
ResponderEliminarOtro lado del dolor, Isabel, que ni siquiera tanta calima puede ocultar. Se te lee con sumo agrado y plena atención. Román C.
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