El Orinoco hoy tiene
una mano invisible
una mano invisible
y me sigue acariciando
junto a la selva amplia
de mis años de trueno.
El Orinoco hoy habla
y su diluvio gime
con su tambor de agua
de manos de clepsidra.
Y el Angostura vuela
sobre la piel lunar
de sus espaldas anchas.
Camina hacia la mar
donde ahora me toca
con el navío frágil
de su mano invisible.
Amiga, como me hiciste emocionar!!! No tengo tu fina pluma para transformar pensamientos en prosa, pero si tengo la suficiente sensibilidad para apreciar tus más profundas emociones en tus líneas, atadas a hermosos recuerdos. Besos y apapachos, mi querida amiga. Oscania García
ResponderEliminarPrecioso poema Isabel, acompañado de una bellísima foto. Me ha encantado. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
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