Olvidé los caminos
entre las líneas de una noche sin fecha.
Entre el vacío abandonado de la lágrima,
donde el invierno es más invierno
y caen de plano fríos espejos
chorreando soledad.
Entre el tumulto de ajenos
corazones en su tic tac metálico.
Ahora permanezco
como en una ciudad sin mar por horizonte,
sin primavera hurgando en los resquicios,
ni huerta donde la tarde pase,
ni agua fresca.
Sin camino de vuelta.
Sí.
Sin camino de vuelta.
Gracias, me acercaré a tu viaje por el olvido para devolverte la visita. Un abrazo agradecido
ResponderEliminarNostalgia profunda pero comedidamente desdibujada en el poema: nos dejas la puerta abierta para hacerlo nuestro, al leerlo. Muy bueno
ResponderEliminarBesos