Viejo Marinero de Picasso |
Un rostro familiar
sentado como efigie
frente al mar.
Héroe imperioso de este instante
surcado por noches insondables
y suelos sonoros
bajo episodios de alpargatas.
Rostro tatuado
por espadas de agua,
amado
con liturgias recónditas,
eres...
eres...
Me recuerda al personaje del Viejo y el Mar aunque intuyo que éste tiene nombre propio, ¿un abuelo marinero, tal vez? Eso de "amar (a alguien) con liturgias recónditas" me hacer pensar que sí.Precioso.
ResponderEliminar¡Qué intenso, Isabel! Me hizo recordar un viejo marinero que conocí en Cambados (Pontevedra), hace muchos años (30 son muchos), en una tabernucha junto a la famosa plaza que ahora se llena de turismo pijo. Me habló de su vida y anéctodas compartiendo vino, años en que la jornada se remuneraba a una peseta y género en especie de lo recién pescado, para alimentar a la familia. Espadas de agua. También recordé a mi padre, otro héroe, a quien yo esperaba de niño cuando el descanso semanal no estaba aún regulado, y él surcaba mares de tierra conduciendo camiones para una empresa de transportes que emergió de los negocios de la postguerra. En cada mota de polvo o de agua, un rostro tatuado por el esfuerzo que ahora somos incapaces de asumir.
ResponderEliminarPrecioso Isabel. La bella imágen que has elegido acompaña perfectamente a tus versos henchidos de esa magia especial que proporciona el ser...marinero.
ResponderEliminarUn abrazo